Existen pocos proyectos emprendidos con tanto entusiasmo como la habitación de nuestro primer bebé. Debemos ser cautas y no permitir que la emoción nos ciegue y caer en errores o excesos. Puede ser de utilidad seguir estos pasos:
Medidas de la habitación: es muy importante medir y tener justa idea de las dimensiones de la habitación. Así cuando los muebles elegidos lleguen a casa no tendremos sorpresas desagradables.
Disposición de los muebles: debe ser organizada y eficiente, teniendo muy en cuenta la posición de la cuna. Si el espacio lo permite, el sitio ideal de la cuna es hacia el centro de la habitación. Esto permite que podamos circular libremente alrededor de ella y atender a nuestro bebé desde cualquier lado. Si ésto no es posible y la cuna va pegada a alguna de las paredes, tendremos la precaución de que cualquier cuadro o repisa estén alejados del espacio donde va la cuna. Asimismo debe tenerse especial cuidado con la proximidad de ventanas. Los cordones de las cortinas, persianas y estores pueden ser un elemento peligroso si el bebé logra alcanzarlos.
Ropa de cuna: fundamental una sábana bajera bien ajustada al colchón, preferiblemente de algodón. Cuanto más libre de telas esté la cuna, mejor para la seguridad del bebé. Podemos tener un edredón precioso, pero a la hora de acostar al bebé es mejor prescindir de él y doblarlo o utilizarlo en el suelo como una pequeña alfombra para sus primeros juegos.
Pintura y papel pintado: deben ser los últimos elementos a elegir ya que es más importante la elección del mobiliario y las telas, por ser más costosos. El papel y la pintura siempre se pueden amoldar, ya que la cantidad de diseños y temas en papel pintado es inmensa.